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La historia del Movimiento de Schoenstatt en Chile
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La historia del Movimiento de Schoenstatt en Chile se puede dividir en cuatro etapas:
- Prefundación que comprende los años 1936 a 1946
- Fundación que comprende los años 1947 a 1952
- Refundación que comprende los años 1952 a 1968
- Consolidación y crecimiento que comprende los años 1968 a 1999
Cada una de estas etapas presenta grandes momentos para la historia de Schoenstatt, porque son señales claras de que la alianza que selló el padre Kentenich en 1914 en el Schoenstatt Original con la Santísima Virgen no solo se traslada a Chile sino que se transforma en una corriente de vida que se expande por todo el territorio nacional.
Prefundación (1936-1946)
Es en este período cuando Schoenstatt hecha las raíces en Chile. En 1934, en el Santuario Original, el padre Kentenich realizó una misa en la que participaron dos padres pallottinos como acólitos durante la celebración. Uno de ellos, el padre Adolfo Baldauf, en el momento de la presentación de las ofrendas le prometió a la Santísima Virgen llevar Hermanas de María al lugar donde le tocara trabajar.
El padre Baldauf fue destinado a Chile a la ciudad de Temuco. Ahí tomó contacto con monseñor Alfredo Silva, quien era Asesor Nacional de la Acción Católica. En una oportunidad en que el obispo se encontraba en la casa de los pallottinos vio sobre la mesa un folleto sobre las misiones y ahí se encontraba una de las fotos de las Hermanas en África. El padre Baldauf le habló a monseñor Silva sobre las Hermanas de María y de la labor apostólica que realizaban. El se mostró muy interesado en recurrir a ellas. De esa forma, el padre Baldauf hizo realidad su promesa a la Virgen al concretar la venida de las Hermanas a Temuco. Quienes llegaron el 26 de abril de 1936 al puerto de Valparaíso y el 30 de ese mismo mes se presentaron al obispo de Temuco. En la ciudad sureña, las Hermanas se desempeñaron como educadoras en una escuela, enfermeras atendiendo un policlínico, se encargaron de la colonia alemana residente, de los quehaceres de la casa, de colaborar en la acción católica. Al año siguiente llegaron nuevos refuerzos de Hermanas. Hacia 1939 observamos que tres Hermanas han iniciado trabajos en Curacaví, en 1940 dos Hermanas se encargan de la cocina del Seminario Pontificio Mayor en Santiago, en 1945 se encuentran Hermanas de María en la Clínica Austral de Temuco y en la Protectora de la Infancia en Concepción. En 1947 dos Hermanas abandonan la ciudad de Temuco y se trasladan a Valparaíso y empiezan a trabajar en el Hospital Mena dedicado al cuidado de los niños.
Es en Santiago, donde el Movimiento comienza a producir sus primeros frutos, primero a través del padre pallottino Benito Schneider, que era un gran seguidor de Schoenstatt y del padre Kentenich. A partir de 1944, el padre Benito comenzó a dirigir espiritualmente a dos establecimientos educacionales, uno de ellos el Instituto Alonso de Ercilla de los Hermanos Maristas, que entre sus alumnos se encontraba Mario Hiriart. Con ellos comenzó a tomar un mayor contacto dando origen a una incipiente juventud masculina, que se consolidará con mayor fuerza en la siguiente etapa.
Paralelamente, en Valparaíso, se comienzan a formar los primeros grupos femeninos. En esta etapa hay dos mujeres que fueron de gran utilidad Benedicta Daiber Heyne y Rosita Durney. Ambas fueron las promotoras de Schoenstatt en Valparaíso. El camino no fue fácil, en oportunidades el número de miembros aumentó y en otras ocasiones disminuyó. En la formación de este grupo fue de vital importancia la colaboración que prestaron las Hermanas de María residentes en Valparaíso y la del padre Benito Schneider, que se preocupó de realizarle los retiros y asesorarlas.
Esta etapa culmina con una muy buena noticia. El 24 de septiembre de 1946, dos Hermanas de María de Temuco viajan a Valparaíso para realizar algunos encargos de la comunidad y visitan el grupo de mujeres y les anuncian que el P. Kentenich viajará a Chile.
Este periodo se inicia con la llegada del P. Kentenich a Chile el 23 de junio de 1947 a las 12.30 horas. Esta fue la primera visita de un total de 9. Cada una de las visitas fue muy fecunda para la historia del Movimiento en Chile. En este período se funda oficialmente el Movimiento en Valparaíso (27de junio de 1947); se formula el ideal de la provincia de las Hermanas de María como ideal del Cenáculo; se construye y bendice el Santuario de Bellavista; tiene lugar el tercer hito de la historia de Schoenstatt a través del acontecimiento del 31 de Mayo; se forman los primeros grupos de señoras, de juventud femenina y masculina; surgen las primeras vocaciones sacerdotales; las Hermanas de María son reconocidas por el Papa. El P. Kentenich desde Chile parte al exilio rumbo a Milwaukee (EEUU). Si bien es cierto, que fueron años difíciles en lo personal para el P. Kentenich, quien estaba siendo cuestionado por el Santo Oficio, al mismo tiempo, fueron años fecundos, donde la Alianza de Amor con María cobró fuerza en esta larga y angosta faja de tierra. Tanto es así, que el padre Kentenich llegó a decir, si una tercera Guerra Mundial destruía el Movimiento en Alemania, no importaba, porque en Chile había la fuerza suficiente para expandir Schoenstatt por el mundo.
En sus nueve visitas a Chile, el padre Kentenich, durante su estadía en Santiago se alojó en 4 partes distintas: la casa del Seminario Pontificio, en la casa de Betulia ubicada en el paradero 18 de Vicuña Mackenna, en la Casa Provincial de las Hermanas de María ubicada en la calle Manuel Montt 961, en una casa cercana al Santuario de Bellavista en la calle Walker Martínez, actualmente casa del Padre. Cada una de sus llegadas fue al aeropuerto de Los Cerrillos a excepción de la segunda visita, que por el mal tiempo el aterrizaje fue desplazado a Antofagasta. A su llegada, era esperado por un grupo de Hermanas de María y de Padres Pallottinos quienes estaban ansiosos de verlo y de compartir sus vivencias. Las Hermanas de María, quienes habían estado separadas de él durante once años, buscaban la oportunidad de estar con él, por eso se encargaron durante las seis primeras visitas de alojarlo en sus residencias o de estar con él, como fue el caso del Seminario, donde había una Hermana de María trabajando en la cocina. El recibimiento también era organizado por ellas, con una gran bienvenida donde siempre estaba presente el canto del Magnificat y las infaltables palabras del P. Kentenich.
En cada una de sus visitas, las Hermanas de María y los Padres Pallottinos lo llenaban de actividades, debiendo recorrer distintas ciudades de Chile: Santiago, Valparaíso, Temuco, San José de la Mariquina, Puerto Montt, Osorno, Concepción, Santa Cruz, Chimbarongo, Rengo, San Bernardo. También le programaban distintos encuentros con autoridades eclesiales, comunidades religiosas, y laicos. Desde su primera visita el padre Kentenich se preocupó de ir a saludar al Cardenal José María Caro al Arzobispado y de invitarlo a participar en los eventos más solemnes que organizaba el Movimiento, como en la bendición de la primera piedra del Santuario.
La octava y novena visita del padre a Chile, fueron muy dolorosas, especialmente para las Hermanas de María, porque el Santo Oficio le impuso una prohibición, que impedía el contacto entre el Padre Fundador y las Hermanas. Pero al mismo tiempo fue un período muy fecundo, porque el P. Kentenich, dedicó toda su atención a los grupos de juventudes, guiados por el padre Benito Schneider y el padre Ernesto Durán. Este padre pallottino chileno había comenzado en 1948 a acompañar jóvenes en algunos colegios de Santiago y en la Acción Católica, el resultado de su trabajo fue la formación de un primer grupo de juventud masculina de Schoenstatt en 1950, al que siguieron muchos grupos más. El P. Kentenich les habla sobre el ideal de grupo, sobre el hombre nuevo y sobre la importancia del Capital de Gracias. Es esta juventud entusiasmada por grandes ideales la que bautiza a la Santísima Virgen María como Mater.
Este período se inicia con un gran dolor para la Familia de Schoenstatt, el padre Fundador ha partido al destierro en Milwaukee. Pero al mismo tiempo, se produce una corriente de crecimiento, la juventud que comenzó a escucharlo en Bellavista está llena de vida y quiere hacer de Schoenstatt su meta definitiva. De esta juventud surge una fecunda y fuerte generación sacerdotal que fundará posteriormente junto con otros grupos de padres pallottinos la Comunidad de los Padres de Schoenstatt. Surgen las primeras vocaciones para las Hermanas de María venidas de la juventud femenina de Bellavista. Es esta juventud que con el paso de los años, se casa y forma, primero la rama familiar y más tarde la Federación. Y será un grupo de matrimonios que dejarán todo para irse a vivir cerca de Bellavista y convertirse en los custodios del Santuario.
Mientras en Chile, el Movimiento cobra fuerza, el P. Kentenich sigue en Milwaukee donde es visitado por padres y por aquellos jóvenes que escucharon sus pláticas en sus diversas visitas a Chile. Esta juventud, recién ahora comienza a tomar conciencia del significado del P. Kentenich y de Schoenstatt. Y se hace muy necesario visitar al Padre, conversar y madurar todo el testimonio que dejó el Padre Fundador en el suelo chileno. Pero este gran impulso de crecimiento se va a ver opacado con la crisis de unidad que surge a mediados de la década del 50 entre las corrientes del padre Ernesto Durán y del padre Benito Schneider, que culminarán con la prohibición del ingreso de más miembros al Movimiento. Pero la Alianza se mantendrá fuerte y volverá a dar sus frutos con el levantamiento posterior de la prohibición y el ingreso de nuevos miembros a esta Familia. El levantamiento de la prohibición va a traer nuevos frutos, porque el Movimiento comienza hacer su ingreso en la Iglesia y en la sociedad chilena, asumiendo diferentes encargos pastorales, entre otros a partir de 1966 la conducción del Templo Votivo de Maipú.
Pero la Mater aún les tenía preparada otra sorpresa a la Familia de Schoenstatt, la Iglesia anula en octubre de 1965 los decretos contra el P. Kentenich, y así consigue la liberación y su regresó a Schoenstatt. Poco después nuevamente llegó el dolor, cuando el Fundador partió al cielo el 15 de septiembre de 1968.
Consolidación y crecimiento (1968-1999)
Pese a que la muerte del P. Kentenich fue muy dolorosa para toda la Familia de Schoenstatt, su partida al cielo generó una gran corriente de vida que se venía desarrollando desde la etapa anterior. El Movimiento se fue desplazando por todo el territorio hasta el lugar más recóndito de Chile, no solo se hacía conocido, sino que en las distintas zonas comenzaron a conquistar a través de sus contribuciones al Capital de Gracias aquellos terrenos, que darían lugar a diferentes Santuarios diocesanos. Nos encontramos frente a un movimiento organizado y estructurado en todas sus ramas.
En esta etapa se produce una gran celebración que une a todo el Movimiento en Alemania para celebrar el centenario del nacimiento del Padre Kentenich (18 de noviembre de 1885). Distintas actividades se realizan primero en Alemania, y después en Chile. Más tarde, en Chile y en todo el mundo se inician los preparativos para vivir el jubileo de oro del tercer hito de la Historia de Schoenstatt. En 1999 no solo se cumplen 50 años de la bendición del Santuario de Bellavista, sino también de la Misión del 31 de mayo. Bellavista se comienza a preparar para este gran evento, se refacciona físicamente y se hace más asequible a los peregrinos. Lo fundamental es que el encuentro internacional de 1999 marca un nuevo hito en el desarrollo de la Familia Internacional en su camino al tercer milenio.
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